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Aprovecha tus fragancias al máximo

Las fragancias y perfumes caducan como cualquier otro producto de belleza. Ahora bien, por un segundo párate a pensar en qué lugar de tu casa guardas tus perfumes. ¿En la mesilla de noche, siempre a mano?, ¿en un cajón, a modo de joya preciosa?, ¿en el lavabo para perfumarte nada más salir de la ducha o en la guantera del coche para no olvidar el retoque aromático antes de llegar al trabajo?

El lugar de reposo del perfume es, junto con sus componentes, uno de los factores determinantes de su duración. Entran en juego la oxidación de sus componentes o incluso la evaporación. Si ese perfume que desde hace un año decora tu tocador ya no te huele igual, no es que ocurra extraño con tu olfato, es que hay muchas probabilidades de que se haya caducado.

¿En qué momento podemos decir que las fragancias ya están próximas a caducar?

Cuando notamos que el perfume tiene un ligero aroma a alcohol, nuestras alarmas deben encenderse ya que esto significa que parte de su composición se ha esfumado. Otro efecto es el de que la fragancia va perdiendo su aroma, como si se hubieran desvanecido las notas olfativas que le caracterizaban.

Otra forma de determinar que el perfume se ha estropeado es a simple vista. Cuando el líquido comienza a oscurecerse, adquiriendo una tonalidad similar a la del ron, se trata también de la oxidación de la fórmula. Sin embargo, muchos frascos de perfume son opacos o están pintados, por lo que resulta imposible vislumbrar su color.


Conserva tus fragancias en lugares adecuados

La mejor opción es mantener cualquier frasco alejado de la luz, bien en una zona protegida de los rayos del sol o bien en un cajón. Los expertos recomiendan habitualmente guardar el perfume en su propia caja a modo de plan B, además de ser la excusa perfecta para conservar el packaging original.

La luz descompone algunas moléculas de la fragancia, lo que favorece a su oxidación. Otro daño colateral del sol es el calentamiento de la fórmula, lo que se traduce en una modificación del perfume, se evaporan algunas esencias y predominan otras. Del mismo modo, también es importante mantener los frascos de perfume alejados de fuentes de calor, además de las ventanas.

Un radiador o la repisa sobre la chimenea pueden ser pésimos lugares para la duración de la fórmula aromática aunque estéticamente aporten armonía. Y aunque el baño nos parezca el lugar idílico y natural para conservar el perfume, la realidad es que los cambios de temperatura y la humedad lo convierten en otro lugar poco adecuado.

Puede que de entrada parezca tremendamente extraño, pero en un momento en el que es cada vez más habitual guardar los cosméticos en el frigorífico, dejar el perfume en la nevera -o incluso en el congelador ya que el alcohol impide su solidificación- no es algo muy desventurado ya que el frío conserva el perfume.